Steve Jones: Un cleptómano por amor

Precoz, alcohólico, irreverente, solitario, callejero, ladrón de carros, analfabeta, saqueador, criminal, víctima de abuso, desechado por su madre, drogadicto, Sex Pistol, guitarrista, cantante y en esencia músico; le gustaba robaba las guitarras y los instrumentos de sus ídolos, y decía que lo hacía por amor; un hombre lleno de contradicciones. Esta es la historia de Steve Jones, el hombre, el artísta  y su relevancia en la música.

Cada hombre puede contar una historia diferente de vida, pero realmente pocos pueden afirmar haber vivido tantas cosas tan malas en tan poco tiempo, y llegando a los 60 años de vida, poder contarlas de manera anecdótica. Stephen Phillip Jones, llegó a la música, no en la búsqueda de un modo diferente de expresarse. Llegó en busca de un medio para escapar.

Una infancia solitaria, difícil, víctima del abuso de su padrastro y llena de atajos rumbo al camino fácil. Desde muy joven, dedicado a cometer delitos menores; robar se convirtió en la razón para vivir un día más, hasta que llegó Rod Stewart y los Small Faces, que cautivaron toda su atención, y decidió que su actitud, su estilo, y el modo en que lucían él y sus amigos, era todo lo necesario para convertirse en músico y tener su propia banda de Rock.

En 1975 Steve Jones, quien había continuado con todos esos malos hábitos, y había añadido otras más, era el guitarrista de los Sex Pistols; la banda que había introducido en Inglaterra el movimiento Punk. Aquel nuevo concepto de “vive rápido y muere joven” que, dadas sus propias condiciones, estaba destinado a desaparecer rápidamente, tal y como lo hizo el propio grupo. Muchas historias trágicas se cuentan acerca de su miembro más popular, el desaparecido Sid Vicious, que vivió lo suficiente para ver cómo su grupo Punk, y su vida propia terminaban incluso antes de empezar.

De todos modos, y más allá de las desgracias de los Sex Pistols, un poco antes, ocurrieron cosas insólitas y hasta graciosas, más allá de solo recordar las batallas campales que ocurrían tanto al interior del grupo, como entre sus fans en cada presentación en vivo.

Cuenta la leyenda que, al comienzo, como generalmente suele ocurrir, el dinero escaseaba. Por fortuna y para el bien de todos, el “buen” Jones, sabía cómo solucionarlo: Desde muy joven había desarrollado una gran habilidad para robar. Robaba desde autos, pasando por el abrigo de Keith Richards, hasta guitarras eléctricas y no propiamente las baratas; era todo un cleptómano. En cierto punto, había conseguido una camioneta que según decía, era útil para cargar cosas robadas. Leía que, así como al “terroristaAndreas Baader, le gustaba robarse Porsche, BMW y en general, carros alemanes deportivos, Jones por su parte, prefería las caras guitarras Gibson Les Paul. Se dice incluso que el representante de los Sex Pistols, Malcom McLaren, aceptó ese “dificil” trabajo, de representar a estos “patanes”, por miedo a ser robado por el propio Jones

Dice Jones en su autobiografía, “Lonely Boy”, que robar significaba para él dos cosas: Por un lado, mantenerse con una ilusión, en medio de un mundo lleno de desesperanza, y por otro lado, un acto de amor, para estar más cerca de sus ídolosl.

Según parece, Jones “mataba tres pájaros con un solo tiro” ya que, además de lo anterior, robar era el vehículo más cómodo para tener buenos instrumentos en la banda, y hablando de buenos instrumentos, el mejor golpe, lo asestaron contra el más “inocente” de todos: Resulta que David Bowie, en su papel de Ziggy Stardust, ofrecía un par de conciertos de despedida en el Hammersmith-Odeon, justo en el mismo vecindario de los “buenos muchachos” – Los futuros Pistols… 

Corría el año de 1973 y eran las dos últimas noches de Ziggy Stardust, puesto que Bowie suponía que su alter-ego, ya había alcanzado la máxima cúspide, y aprovecharía estas presentaciones, para comunicarlo a todos los asistentes. Teniendo en cuenta que serían dos noches de presentación, Bowie, y su equipo técnico, deciden dejar todos los instrumentos y equipos en el mismo lugar, para irse a descansar y volver al día siguiente; Jones y los “buenos muchachos”, que se habían hecho pasar por parte del grupo logístico del evento, se encuentran al final de la primera noche, con todo un catálogo de costosos equipos que podían ir tomando con calma uno a uno, mientras el encargado de seguridad, dormía plácidamente en uno de los cuartos…

La camioneta de Jones era perfecta para ir apilando en su interior, todo lo que iban tomando del “pobre” Ziggy Stardust… El amplificador de bajo Sun, del bajista, Trevor Bolder, constituyó uno de sus mejores trofeos de aquel golpe, junto con algunos platillos de batería. No era muy grande la camioneta, de modo que fue necesario salir del lugar, y llevar la primera parte del cargamento a la casa de Wally Nightingale, el guitarrista inglés que luego sería parte del grupo que más adelante se conocería como los Sex Pistols.

Una vez hecha la descarga, que incluía el microfóno Electro Voice, que todavía tenía las marcas del labial que había usado en esa presentación Bowie, regresaron al teatro por un juego de carísimos micrófonos Newman, que iban a ser usados para la grabación completa del show.

Muchos años después, Jones declararía que a raíz de esto, fue culpado también de haber robado una guitarras Gibson Les Paul de la casa de Rod Stewart, pero esta acusación es falsa puesto que según Jones, el cantante vivía muy lejos, de modo que para el Sex Pistol, ir en una misión de robo, no era posible… Dice también que de haber vivido más cerca, habría sido justo ir y darle una visita…

A raíz de todo esto, Jones tuvo tantos problemas sumados a los que ya traía de su pasado. De todos modos, resulta ser un milagro que un hombre con tantos impedimentos, y sin las oportunidades que otros habían tenido, lograra moldearse, combatir sus adicciones, y perfeccionara tanto su técnica de canto, como su nivel en la guitarra.

Después de varios años, y habiéndose trasladado a Los Angeles, en 1987, por intermedio del que fue en los años 70 fuera el mánager de Led Zeppelin, y luego Nirvana, Danny Goldberg, Jones obtiene una oportunidad para grabar unas canciones para el sello disquero MCA, que da como resultado su primer álbum solista, Mercy: Un grupo de canciones de gran calidad, que se mueven entre el Rock suave, el pop, con grandes toques baladísticos, en donde la primera canción del album, que le da el nombre completo al disco, puede interpretarse como un cuestionamiento del propio Jones, posiblemente reflexionando sobre algunos aspectos de su vida. Oyendo esta canción, que llegó a mis manos por primera vez, a través de un Cassette de la banda sonora de Miami Vice, en 1996, y que no paraba de oir en mi Walkman rumbo al colegio, es difícil creer que era el mismo Jones de 10 años atrás en los Sex Pistols. Con ese evocador video, viendo a Steve Jones sobre una Harley Davidson recorriendo las solitarias carreteras de Estados Unidos, es muy posible que esto haya también influido en mi pasión por las motos…

Para el cover de Mercy de Steve Jones, elegí grabar un ensayo en vivo con dos de mis mejores amigos: Fernando Revelo en el bajo, y Germán Herrera en la batería. Escogí mi guitarra, Gibson Les Paul Goldtop – Joe Bonamassa, rindiendo un gran homenaje a todos los guitarristas que las han utilizado y me han influenciado y literalmente, en una sola toma, sin ensayar y con todas las deficiencias en el sonido, logramos esta versión de Mercy, que suena muy cálida en este especial de Leyendas del Pop, desde hoy estrenando website propio.

Los programas se seguirán distribuyendo via Libros & Letras, pero ahora este website, será dedicado a compilarlos todos, y se añadirán en el futuro nuevas secciones.

Leyendas del Pop, es un programa en donde contamos las historias de la música. Mi nombre es Julián Franco. Acompañeme en cada entrega, y recordemos esas historias, mientras oimos las canciones más importantes de todos los tiempos. Hasta entonces.